miércoles, enero 12, 2011

Los formales y el frío

Quién iba a prever que el amor -ese informal-
se dedicara a ellos tan formales
mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes
su sonrisa -la de ella-
era como un augurio o una fábula
su mirada -la de él- tomaba nota
de cómo eran sus ojos -los de ella-
pero sus palabras -las de él-
no se enteraban de esa dulce encuesta
como siempre -o casi siempre-
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche
y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo por favor
cuando llegaron a su casa -la de ella-
ya el frío estaba en sus labios -los de él-
de modo que ella -fábula y augurio-
le dio refugio y café instantáneos
una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre
él probó: sólo falta que me quede a dormir
y ella probó: por qué no te quedás
y él: no me lo digas dos veces
y ella: bueno por qué no te quedás
de manera que él se quedó en principio
a besar sin usura sus pies fríos -los de ella-
después ella besó sus labios -los de él-
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así
mientras los grandes temas
dormían el sueño que ellos no durmieron.


*Benedetti

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