Para muertelenta.
¿Le digo algo?: A veces querría poder volar.
Languidecían los sesentas, quizás lloviera esa tarde, Chapinero empezaba a tomar su ritmo cotidiano y nosotros, como en los últimos meses, fumábamos mariguana con soltura. Pronto empezarían a llegar los demás muchachos, el CremHelado de la calle 63 se poblaría de melenas piojosas, de olores a sobaco sudado, de frases alargadas y de consignas pacíficas. Seríamos hippies en la Bogotá de finales del siglo XX.
Pero el panorama cambió un poco cuando se parqueó una camioneta frente a nosotros. De ella salieron algunos señores de barrigas pronunciadas y gafas que en vez de lentes tenían culos de botellas. Nos miraron indecisos. Los miramos indecisos. Se acercaron. Ocultamos el bareto porque uno no sabe con la gente y menos en aquellos días. El más alto entre ellos nos interpeló al tiempo que mostraba un carné:
- Buenos días jóvenes, venimos de parte del canal de televisión y queremos hacerles una propuesta…
Le miramos atónitos. Su rostro coincidía con el de la foto del carné y lo allí escrito evidenciaba que efectivamente el tipo trabajaba para el canal. Por esos días sólo había uno en Colombia. Respondimos:
- Y cuál sería la propuesta?
- Bueno, lo que pasa es que estamos organizando un partido de fútbol para recolectar fondos para los más necesitados. Ya tenemos un equipo pero nos falta el equipo contrincante y en vista de que su movimiento ha ido cobrando fuerza pues queremos que sean ustedes los que se enfrenten al conjunto de las estrellas de la televisión. El partido será transmitido por nuestro canal y allí podrán ustedes hablar de sus causas y eso…
¿Nuestro movimiento? ¿Nuestras causas? ¡Pero vamos, si solamente éramos una manada de indecentes que no queríamos trabajar ni comprometernos con nada, ni tener hijos, ni casarnos, ni cortarnos la melena, ni que nos jorobaran! Queríamos simplemente fumar mota todo el día, queríamos sexo libre y nunca caminar lejos de Chapinero.
No sé por qué aceptamos. Quizás por darnos el pantallazo, por decir “Mamá, pese a que no lo creas estoy triunfando”. No sé porqué pero allí estábamos.
Nuestro seleccionado era compacto aunque no jugara bien al fútbol. De arquero estaba Mateo, en la defensa tres de los hermanos de Nana y el flaco Perea. Yo estaba a cargo del medio campo y me acompañaban Bobcito, Calima Sergio y Lucho y en la punta, como único delantero, el loco Cardona. En el equipo enemigo estaban realmente las estrellas de la televisión. El que más brillaba entre ellos era Pacheco y yo tenía que encargarme de marcarlo. Nos habían puesto dos condiciones: usar uniformes prestados por la Organización y perder. Sí, perder. Haríamos lo que mejor pudiéramos y perderíamos. Incluso si no fuese ésa una condición y nos aprestáramos al juego limpio perderíamos.
Y perdimos. Sin actuar. Nos hicieron tres goles estúpidos y yo desperdicié la oportunidad de salvar la honra cuando envié, en un penalti, el balón por encima del travesaño. El público gritaba enardecido de admiración por los actores y presentadores a los que nos enfrentábamos. Y a nosotros iban dirigidos sus abucheos y sus hijueputadas. Al final nunca nos entrevistaron, no pudimos saludar a nuestras madres ni hablar sobre nuestras causas, que en realidad no teníamos. Se recolectaron fondos no sé si para los más necesitados y los populares artistas se hicieron más populares.
Pero otra historia empezó al entrar a los camerinos: debíamos devolver los uniformes y esperábamos recibir una tajada del dineral que se habían echado a los bolsillos. Extenuados y prestos a vestirnos de nuevo con nuestras ajadas prendas fuimos sorprendidos por un grito:
- Bueno, partida de hijueputas. Se me van a ubicar en fila y contra la pared…
Un policía dirigía a otros que, bolillo en mano, nos obligaban a levantar las manos para ser sometidos a sus pesquisas. Luego fuimos arrastrados a un camión y transportados a un batallón. Así empezó mi servicio militar. Adiós melenas, adiós sexo libre. Reemplazarían nuestros ideales (si es que los teníamos) por los de Libertad y Orden (si es que los había).
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* DE MI BAÚL
Muy buena narraciòn hace este tipo, sencilla. ràpida y al servicio jejejeje. Gracias
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