Las 5 de la tarde nos pareció buena hora para salir de mi trabajo y partir por Lázaro Cárdenas hacia el Estadio 3 de Marzo, donde 4 horas más tarde estaría viviendo la más grande experiencia musical.
Iván estaba un poco nervioso porque momentos antes se le había complicado encender el auto, y esa cosa que nos transporta siempre “se pone sus moños” cuando más lo necesitamos, pero no le dimos mucha importancia, dada nuestra prisa por llegar cuanto antes al lugar del evento. Esta vez el tráfico se puso de modo y sin mucho contratiempo pronto estábamos rondando la zona de Av. Patria y Pablo Neruda buscando estacionamiento. Ya nuestro amigo Enoc -quien junto con el Uri, su hermano (del Uri) y otro compañero de ellos, Alberto, creo, ya estaban dentro del estadio unas horas antes que nosotros- nos había advertido que la cuota era de 50 pesos, pero cuando nosotros llegamos ya costaba 100 pesos, ¡Ni madres! –se comentó-, así que seguimos buscando un poco más lejos, tranquilos los dos porque era temprano y teníamos nuestro lugar asegurado. No pasó mucho tiempo cuando a unas tres cuadras descubrimos un bonito lugar, solito y sin aparente cuidador, cosa que nos pareció rara, así que luego de asegurarnos que estaba disponible y no había problema, decidimos dejar el auto ahí. Ya todo estaba resultando fácil y sencillo para nosotros, por lo que contentos nos dirigimos al estadio.
En la entrada todo ágil también, sin filas ni toqueteo corporal a la hora de la revisión por parte del personal de seguridad. Y de pronto ya estábamos ahí, en menos de una hora, buscando a los amigos para tomar nuestro lugar.
En la entrada todo ágil también, sin filas ni toqueteo corporal a la hora de la revisión por parte del personal de seguridad. Y de pronto ya estábamos ahí, en menos de una hora, buscando a los amigos para tomar nuestro lugar.
El sol estaba pegando duro en la gradería oriente y lo ideal era beber una refrescante cerveza, pero el costo y la marca ayudaron a contener las ganas; no es tacañez, pero no quise pagar tanto por una reducida cantidad de cerveza que ni siquiera es de las buenas (Cerveza Sol, ¡uuaagg!). La cosa cambió cuando descubrimos que se estaban vendiendo en vasos conmemorativos negros con la imagen de Metallica, fue cuando obligué a Iván a conseguir por lo menos uno. 80 pesos me pareció un precio razonable por la utilidad y el valor estimativo que tendría el vaso. Luego ya la cosa se puso divertida por la guerra de insultos que se suscitó entre la gente de las diferentes zonas por aquello de quién pagó más y quién tenía mejor lugar. ¡Pobres, pobres, pobres! –empezaron a gritar los de mi zona. ¡Hijos de mamá! –respondieron los de la zona trasera central. ¡Mi chacha es tu mamá! –se la regresaron los primeros-; ¡Fresas, fresas! –decían los “pobres”, ¡Se les va el camión!, fue la respuesta de regreso... Y cuando los "pobres" no sabían qué responder, sólo se limitaban a aplaudir con ironía...
Todo ese relajo sirvió para que la espera fuera un poco más divertida. En las pausas de esa pelea, la diversión la daban tipos locos, ávidos de llamar la atención, que restregaban a todo el público el hecho de haber conseguido boleto para la mejor zona. Los abucheos, chiflidos y lanzamiento de cerveza y cualquier tipo de objeto no se hicieron esperar. El más divertido de ellos fue ese al que apodamos “El Buki” por su parecido con el astro grupero, jajajajajaja... peor ofensa no pudo haber recibido. Igual parecía disfrutar bastante del odio que se ganó de inmediato por parte de la mayoría. Para ese entonces el estrés de un San Lunes ya había desaparecido por completo.
Todo ese relajo sirvió para que la espera fuera un poco más divertida. En las pausas de esa pelea, la diversión la daban tipos locos, ávidos de llamar la atención, que restregaban a todo el público el hecho de haber conseguido boleto para la mejor zona. Los abucheos, chiflidos y lanzamiento de cerveza y cualquier tipo de objeto no se hicieron esperar. El más divertido de ellos fue ese al que apodamos “El Buki” por su parecido con el astro grupero, jajajajajaja... peor ofensa no pudo haber recibido. Igual parecía disfrutar bastante del odio que se ganó de inmediato por parte de la mayoría. Para ese entonces el estrés de un San Lunes ya había desaparecido por completo.
Como a eso de las 7 se empezaron a escuchar las primeras notas metaleras de Maligno, con un pésimo sonido, lo cual nos preocupó un poco. El mal sonido hizo que no prestáramos mayor atención a la banda y siguiéramos entretenidos con los gritos a todo aquel que se acercaba a la barra de cervezas, y no faltaba el clásico grito de “¡Chichis, chichis!” cuando alguna mujer pasaba.
Luego como a las 8, ya estaba tocando Mastodon, banda que con más de 10 años de trayectoria, ya cuenta con una gran número de fans. Me gustó su música, pero nuevamente el sonido no hizo mucho por la emoción del público.
Y luego todo cambió cuando pasadito de las 9 de la noche se escucharon los primeros acordes de “Creeping Death” y de ahí en adelante todo fue euforia, éxtasis y locura que no se cesaron ni un momento por más de dos horas. James Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammett y Robert Trujillo, lograron conectarse a la perfección con las más de 30 mil almas que todo el tiempo corearon cada una de las canciones interpretadas por esta increíble banda. “Do you feel it?”, preguntaba James a cada rato. Y un poderosísimo “¡Yeaaahh!” era la respuesta de la gente que se entregó por completo esa noche.
El clímax de la noche se dio cuando en el escenario estalló el fuego y las luces pirotécnicas que hicieron más impresionante el espectáculo, como una introducción perfecta para "Master of puppets", "Nothing else matters" y "Enter sandman", temas que iban a ser el cierre de la presentación. “Enter sandman” trajo para mí el mayor momento de éxtasis de la noche. ¡De lo mejor! Para entonces mi garganta, mi cuello y mi melena ya no daban para más.
Como ya es costumbre, la petición de “otra, otra, otra...” los aplausos y el “oeeee oeee, oeee, oeee, oeee, Metaaaaaa-licaaaaaa" se dejaron escuchar, para que inmediatamente Hetfield y compañía volvieran al escenario a deleitar al público con la tan solicitada “Seek and Destroy”
Con un cariñoso "Metallica ama a Guadalajara", y un montón de demostraciones de afecto hacia el público, esta legendaria banda se despidió de la Perla Tapatía.
Y nosotros disfrutamos de la más grande experiencia musical de nuestras vidas. Gracias a estos señorones de Metallica, quienes han demostrado que son por mucho la mejor banda después de los Beatles; sus letras, su sonido, su maestría en el escenario, y esa deferencia hacia los fans, los han colocado en el lugar más importante del rock mundial.
Lo que viví esa noche, aún lo estoy saboreando y ha dejado en mí una huella que jamás se borrará. Con todo y que nuestro carro cumplió con lo temido y llegamos de madrugada a casa a bordo de una grúa. Pero como dice el dicho: “A mí lo bailado, ya nadie me lo quita...”
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Que buena cronica Angie, me da gusto que la escribieras asi, creia que solo publicarias la entrada anterior, asi que fue una grata sorpresa ver que plasmaste su experiencia de ese dia, inolvidable cierto?
ResponderBorrarYa veo que te toco mas tranquilo que a mi, aun estoy adolorido de los hombros por la chica que me agarro de ancla para no ser llevada por la marea, y tengo en el abdomen la marca de la valla que me quedo en el estomago, pero hasta la presumo con orgullo como muestra de lo cerca que me toco jejeje.
Muy buena cronica e invaluable eso ultimo que el coche se les murio, al menos cumplio su cometido de llevarlos, lo bailado nadie se los quita, bien lo dijiste.
Por cierto, porque tienes bloqueado mi blog? te da algun problema o algo asi?, ya me diras.
Un dia inolvidable el que vivimos ese lunes, un beso Angie!!
Muy entretenida narrativa del concierto Angèlica. Me hiciste reir con lo del coche. Un buen cierre . Definitivo.-
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